Laura
Pérez Marrero
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Laura
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Pérez Marrero
Cosmoversos
03/10/2023
19:00

Biografía

Laura Pérez Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, España, 1998) es graduada en Biomedicina Básica y Experimental por la Universidad de Sevilla. 

 

Realizó el Máster de Estudios Literarios y Teatrales en la UniversidadLeer más

Laura Pérez Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, España, 1998) es graduada en Biomedicina Básica y Experimental por la Universidad de Sevilla. 

 

Realizó el Máster de Estudios Literarios y Teatrales en la Universidad de Granada y ahora cursa allí —y en Bolonia― el Grado de Literaturas Comparadas. Ganadora de Ucopoética 2023 “presentar una poética con intención innovadora", una notable coherencia en el discurso y una amplitud de registros en el lenguaje” no ha publicado ningún libro hasta la fecha, aunque algunos de sus poemas han aparecido en medios como Casapaís.

 

menos
  • Poemas
  • Padre nuestro que estás en los cielos

     

    Si ella pudiera

     

    hacer un queque un pastelito una mouse

     

           Que se escribe mouse pero se pronuncia mús.

     

    Si su cuerpo aun 

     

    la llevara hasta el banco de la plaza chica

     

    o pudieran sus manos

     

    alcanzarle la biblia 

     

           Que se escribe biblia y se pronuncia fe 

     

           en un futuro más largo después de este futuro tan corto. 

     

    Si todavía hubiera margen 

     

    para rezarle por la vida a algún padre.

     

     

    Si no hubiera silencio si quedara recuerdo 

     

    si el Dios con el que se casó 

     

    le concediera sus deseos. 

     

    Si su voluntad y la divina fuesen una 

     

    en el momento en el que una 

     

    dice ya no más. 

     

     

     

    Pero su Dios no la mata. 

     

    Su Dios no la mata 

     

    y ella no desobedece. 

  • En el principio era la piedra

     

    y sobre la piedra fue lo demás. 

     

     

    Llegaron, después, los hombres. 

     

    Se irguieron para distanciar

     

    su mirada de la tierra.

     

     

    Fueron engendros lampiños 

     

    y sus manos deformes

     

    inventaron 

     

    el agarre y el golpeo.

     

    Dos pulgares oponibles fueron suficientes 

     

    para fundar la violencia. 

     

     

    Aprendieron a hablar

     

    y a matarse. 

     

    Por los muertos crearon 

     

    a los dioses. 

     

    Entonces, y no antes, tuvieron miedo

     

    y enterraron a los hombres.

     

     

    Por el habla aprendieron a decir 

     

    esta piedra es mía

     

    Mía y no de otro.

     

    Con el habla llegó el roce y con el roce

     

    el fuego. 

     

    Los hombres erguidos se plegaron

     

    y acercaron sus bocas al suelo.

     

     

    Escogieron la quietud

     

    de la presa 

     

    y fundaron con ella

     

    y con sus piedras 

     

    ciudades. 

     

    Ciudades como esta, 

     

    donde las naranjas 

     

    crecen en las tierras y las plazas 

     

           sus raíces absorbiendo con ansia el agua

           a través de todas las 

           esta piedra es mía

           robándole minerales al génesis.

     

    Donde las naranjas

     

    son pasados arqueológicos

     

    y guardan rituales de amor antiguo. 

     

    No hemos cambiado tanto. 

     

    Fruta atemporal en boca,

     

    seguimos comiéndonos 

     

    a nuestros muertos.