Biografía
William González Guevara (Managua, Nicaragua, 2000) es estudiante de Doble Grado de Lengua y literatura más Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Reside en España desde los 11 años.
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William González Guevara (Managua, Nicaragua, 2000) es estudiante de Doble Grado de Lengua y literatura más Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Reside en España desde los 11 años.
Colabora en la sección de cultura del medio digital El Generacional (España) y Artículo66 (Nicaragua), donde ha realizado entrevistas a jóvenes poetas y escritores consumados como Irene Vallejo, Manuel Vilas y Ana Merino, entre otros.
Ha publicado Los nadies (Hiperión, 2022) galardonado con el XXV Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal. Me duele respirar (Valparaíso, 2023) galardonado con el IV Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel. Con Inmigrantes de segunda (Hiperión, 2023) ha ganado el XXXVIII Premio Hiperión de Poesía, convirtiéndose en el primer centroamericano de la historia en conseguirlo desde su creación en 1986.
En cuanto a la crítica, figuras poéticas como Luis Antonio de Villena, han dicho que su obra es “un ejemplo de buena poesía en medio de tanta turbulencia”.
menos- Poemas
LEJÍA
a las empleadas de hogar latinoamericanas
que cuidan mayores y limpian edificios
Mi madre, trabajadora de lunes a lunes,
se ha escondido del cosmos.
Han desaparecido sus huellas dactilares
por el hipoclorito de sodio, la lejía.
Una mujer sin nombre que rebusca
devastada su propia identidad.
¿En qué escalera las habrá dejado?
Intenta recordar el lugar exacto donde
pudo haberlas perdido.
La lejía la convirtió en anónima.
¿Cómo nombrar lo que no tiene nombre?
En esas escaleras que pisáis
están fosilizadas las huellas de mi madre
fundidas con hipoclorito sódico.
GRISALLA
Congeladores libres, frutas agusanadas
lágrimas frescas en el botellero
estantes llenos de tristeza malva
manojos, hierba buena putrefacta
carne picada pútrida.
Nuestra nevera parece un paisaje
de El Bosco tríptico tétrico lúgubre
os hacen falta muchos:
años de servidumbre
un pincel que perfile mi maleza
el sabor de la leche caducada
la carne agonizante
calcar olores inhumanos, crueles
la extrañeza del fondo sin comida
el zumo que respira sus postrimeros sorbos
para igualar mi pobreza lumínica.