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Back to topActividad Cosmopoética
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Biografía
Poema
EL ARRECIFE
Pólipos y más pólipos.
El arrecife extiende sus dominios
en silencio, sin pausa, sin rubor.
No sabe el arrecife de barreras,
no concibe los límites del tiempo.
Y habrá quien se sumerja y quien se abrume,
y habrá quien ignorándolo navegue
hacia un destino exótico y fugaz.
Crece desde la muerte, frágil, loco
armazón de recuerdos y presagios.
Y es.
Y no puede la mar decir su nombre,
ni puede el arrecife ser distinto.
LORCA IMPRIME SU TARJETA DE EMBARQUE
(1898-2018)
Todavía eres joven
porque no es necesario que hagas scroll
al elegir el año en que naciste
al facturar en Ryanair. (El año
que viene es otro tema.) Pero mira,
gira la rueda y baja hasta el final
(Giraba, / giraba la rueda).
Verás el año mil
ochocientos noventa y ocho; el año
en que nació García Lorca, alguien,
alguien en Ryanair con mucha fe
(alguien a quien yo amo desde ahora)
ha imaginado un Lorca
con ciento veinte años y ninguna
bala en el pecho frente a la pantalla,
introduciendo el código
de la reserva, el mail (¡el mail de Lorca!)
y eligiendo el asiento (ventanilla)
y dándole a imprimir (la vieja escuela)
y pensando en el viaje
y en la vida con ciento veinte años
y ni una sola bala.
CERES
Para Fabio de la Flor
Admiro a los amigos que hacen pan
y los cuido y protejo con conjuros
inventados, escribo
poemas en su honor y, si se mudan,
vendo mi biblioteca y doblo mal
la ropa y la introduzco
en bolsas de basura y voy con ellos,
a su barrio, a su calle,
a su mismo edificio si es posible,
y así me dan el pan, el pan que han hecho
esta mañana, anoche, ayer, no importa,
tierno siempre, caliente aunque esté frío.
El pan. Y mis amigos me comprenden
y no se espantan, saben que no sé,
que no puedo, que nada
me gustaría más que no tener
que molestarlos siempre con el mismo
cuento; el pan, vuestro pan, me da la vida,
hace que me arrepienta y que me alegre
a la vez del tratado que firmamos
mucho antes de nacer: habrá personas
fecundas que harán pan, que enseñarán
a sus hijos el truco y que no tienen
a cambio que hacer nada.
Y habrá personas huecas como yo,
hijos sin hijos, nombres moribundos,
que a cambio de una pizca de ese amor
tendrán que proteger a los que saben,
cuidarlos siempre, amar a los que saben
y no pedirles nunca lo que es suyo
y agradecer las migas cuando falte
el pan, y ser amigo cuando no
haya nada de nada y sólo queden
palabras sobre el pan, y si eso ocurre
ser abrazo de roca y ser su barca,
porque esa es su tarea, la tarea
de un hombre que no puede y que no sabe,
pero que ama y comprende los milagros.
LOS ROTOS
Todas las divisiones son mentira
salvo la que divide los cuerpos en dos
grupos incomprensibles entre sí.
Aquellos que se han roto y los que no.
Los rotos no pedimos demasiado:
que se nos quiera, sí,
que los que no han vivido la fractura
tengan paciencia
si mascullamos viendo las noticias
o hacemos el amor
con un poco de miedo.
Entenderás, entonces, ciertas cosas.
Por qué en casa las tazas no se tiran
y por qué a veces quiero
estar solo después de que suene un portazo.
Los ritos de los rotos, amor mío.
Ademanes que espero que no comprendas nunca.