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Back to topActividad Cosmopoética
Biografía
Poema
Prórroga
La ilusión del niño en su primera cita,
la vista exiliada al horizonte
buscando en unos ojos
los besos que, noctámbulos,
ya iniciaron la partida
hacia los restos del naufragio.
Miradas de una niña
con zapatos nuevos,
cosquillas tras sonrisas
en la espiral de mi suerte.
Versos de Borges,
por un andar de escaleras
que sé muy bien qué esconden.
Prórroga, punto y seguido,
a la espera de los versos
de aquel poema tan cierto
de los puntos suspensivos.
(El Vera – antología A gustar convidan - La Bella Varsovia, 2012)
La historia interminable
La historia interminable llegó a su fin.
El hombre, en su eterno castigo,
consiguió ser persona;
La mujer, en su eterno esfuerzo,
consiguió ser hombre;
La persona, en su eterna disputa,
consiguió ser esencia,
con aroma de mujer y de hombre,
de hombre y de mujer.
(El Vera – poema integrado en la canción Grito – Festival Grito de Mujer, 2015/ doble disco Caleidoscopio, 2020)
El Altar
Si el altar al que están subidos muchos de los poetas y cantautores entorno a mi generación, se debiera sólo a su calidad literaria e interpretativa, muchos de ellos llorarían a causa de las cosquillas producidas por los pelos de mi culo desde hace un considerable tiempo. Sí, los poetas también tenemos pelos en el culo. Y no está mal reconocerlo. No somos una especie impoluta y pulida como un canto rodado bajado de un río celestial. Normalmente, comemos, follamos, cagamos y meamos como todo el mundo… pero no todo el mundo sabe hacer poesía de eso; esa es nuestra única diferencia con el resto de los mortales. Por lo demás, somos la misma masa de carne infecta y despreciable, o incluso más. Hacemos creer al universo (nos hacemos creer a nosotros mismos), nos inventamos personajes que nos terminan devorando y engañamos a la masa tras un velo en el que se esconde un entramado bien engrasado de lenguas, culos, hipocresía y borreguismo de red social. En definitiva, una mafia al más puro estilo chiringuito, pero con una “finura” pop que se creen que es transgresora. Tras estas sinceras palabras, comprenderán el porqué de mi no inclusión en ese altar. Es evidente. Calidad, transgresión, innovación, honradez, dignidad, etc. y todo ello hecho con la más pura y sincera naturalidad, no cuaja si no llevas la misma vestimenta que todos ellos. Si llevas chanclas de distinto color, no puedes entrar al chiringuito. Aunque, como todo en la vida, cualquier cosa se puede arreglar con dinero o una llamada influyente.
Que si papi es amigo de tal. Que si el profe frustrado de turno se inventa un premio literario para que lo gane su discípula, la cual considera su extensión. Que si, casualmente, tal miembra del jurado es íntima amiga del ganador de un certamen, el cual, a su vez, es muy amigo de los editores que publicarán al premiado; que si, curiosamente, el ochenta por ciento de los artistas con los que concierta proyectos tal técnico de cultura son de todo menos heterosexuales; que si el cantante del grupo que tocará en estas fiestas del pueblo tuvo en cierta ocasión más que palabras con la concejala de turno y se le erecta el coño cada vez que piensa en él; etc. Y así podríamos editar una enciclopedia de veinte tomos con un sinfín de ejemplos irrisoria y/o tristemente verídicos (juzguen ustedes mismo). Ah, por cierto, disculpen mi vocabulario. Espero que no les cause problema que sea un deslenguado. Yo siempre pensé que había que ser cauteloso, comedido, respetuoso en el uso de las llamadas palabras malsonantes, pero, a estas alturas de la vida, si lo ven desde mi prisma, ¿no creen que es más pulcro y digno que mi lengua se ensucie de palabras de este calibre, a que lo haga describiendo circunferencias por los conductos anales de todos estos personajes que manejan el chiringuito? Yo, desde luego, lo tengo muy claro. Me quedo con mi suciedad.
(El Vera – de la obra perfopoética El Pedestal de los Poetas – Festival Perfopoesía, 2020)
Un mismo ser
Llega la noche y sobran las palabras para describir
cómo me abrazas cada madrugada.
Y yo te agarro y con cada letra te vuelvo a vestir
con melodías para desnudarla.
Si tú eres una roca, yo seré la caracola de tu mar
y ella la sal que endulza mis heridas.
Camino y perdición siempre a mi lado estás
para partir mi corazón por la mitad.
Ella es la musa que habla sin llamarla,
tú la canción que busca conquistarla:
Un mismo ser
de comedias locas que invaden mi boca
y solas se disparan,
como una mariposa que vate sus alas a tus pies.
Historias, tragedias, amor y protesta,
el todo y la nada,
la musa y mi canción envueltas en un mismo ser.
Que podemos volar como los pájaros es algo que aprendimos de pequeños sin saberlo y que de mayores se nos escapa al vuelo. Y pasamos de no saberlo en nuestra mente a no saborearlo en nuestra boca, que muerde, corre, rueda, se tuerce y salta; que riza, se desliza, nos peina una sonrisa y se descalza. Que todo esto es un juego de palabras. La noche, la brisa, la risa del perro y nuestra prisa. La canción, mi musa. La musa y mi canción. Un mismo ser y una misma entraña.
(El Vera – del doble disco Caleidoscopio – EvilSound Studios/ El Vera, 2020)