blanco era alucinación
mientras turba destila los restos
un cuerpo jamás existió erguido
fingía en la tarde antes del siguiente pliegue
su mitad de oruga acartonándose
almíbar cargado hasta tocar el agua
saludo. varias cabezas de lombriz
tras cortar la tierra
y con ella
el gesto. luego ya no
membrana a sus grietas
todo el cuero cabelludo al descubierto
hay que dejarlo ir
hay que dejarlo ir mientras se está ausente
no se puede justo parar a observar
como caen
uno a uno
no se puede justo sujetar la conciencia
hay que dejarlo ir.
De ‘Phantasmagoria’ (La bella Varsovia, 2019)